Aborrece a tu dragón
- MM EDITORES
- 30 ene 2020
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Toleramos pecado y concesiones en nuestras vidas porque no vemos estas cosas como los enemigos destructivos que realmente son.
En Mateo 18, Jesús estaba intentando expresar cuán brutal debiera ser nuestra actitud hacia el pecado. No es un problema secundario. No es poco importante. El pecado puede destruir nuestra vida, tanto en el este mundo como en la eternidad. No solo eso, sino que también puede destruir las vidas de quienes nos rodean.
Dios aborrece el pecado porque Él ve el fin desde el principio. Él ve el daño y la destrucción que causa el pecado en nuestras vidas y en el mundo. Si podemos tener la perspectiva de Dios sobre esos pequeños dragones que hay en nuestra vida, si podemos verlos tal como son realmente, monstruos en proceso que respiran fuego, nos volveremos implacables con ellos, tal como lo es Dios. Si nos encontramos consintiendo pecados o tolerando las concesiones en nuestra propia vida, algo va peligrosamente mal.
Tenemos que ponernos serios con respecto al pecado. Para la mayoría de los cristianos, lo que sería mucho más eficaz en su batalla espiritual es simplemente aprender a amar más a Jesús: sentarnos a sus pies, bebiendo de su presencia. Aprender a obedecer desde un lugar de amor es incluso más poderoso que la oración de guerra espiritual más elocuente.

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