Desencadenante
- MM EDITORES
- 9 abr 2019
- 2 Min. de lectura

Un personaje bíblico considerado como alguien conforme al corazón, tenía todo a su favor puesto que la gracia de Dios lo acompañaba en cada paso, su error fue empezar desobedeciendo, el tenía que estar en una guerra el día que tras mirar por su ventana visualizo a la mujer de otro hombre que le pareció apetecible, así la tomo para sí, en contra de su voluntad la mujer fue ultrajada, luego asesino al esposo de la mujer no con sus manos sino lo mando al frente de guerra a un inexperto, ya que la mujer estaba embarazada, y todo comenzó una mañana que decidió no ir a la guerra.
La consecuencias de dicho acto no fue solo simbólico para el resto del mundo, fue trágico desde sus inicios, el hijo que tenía con esa mujer murió, y mas cruel que eso jamas faltaría la espada en su casa, su hijo se levanto contra él, intento matarlo, violaron a sus esposas, todo era un caos, y tuvo que enterrar a su hijo Absalon porque mientras iba a buscarlo para matarlo pues su cabello se enredo entre las ramas de un árbol y se ahorco.
Solo necesitamos muchas veces un factor desencadenante, para que luego toda nuestra vida tome un giro de 180° y ya nada de lo que hallamos hecho en nuestros tiempos de gloria nos ayude en el presente.
Obviamente David nuestro personaje se arrepintió, pero la consecuencia de todos los actos pues llegan quieran o no, de pequeña yo admiraba a David, porque tampoco debe ser fácil caer de tan alto, especialmente cuando tienes una vida de búsqueda intensa y un error sea el puntal de que todo el resto de la vida sea una guerra, masacre y dolor.
Cristianos de años de ejemplo, suelen caer a placeres de la carne, y no solo en este sino en distintos pecados que en su tiempo de conexión tal vez le fueron indiferentes, ahora volverse su factor desencadenante, donde cae su testimonio, su espiritualidad y hasta su credibilidad, pero Dios igual perdona, cada quien arma de su propio camino, cuantas dificultades quieres en el proceso cambien son de tu elección, pero cuando ya las estas pasando recién descubres que fuiste tu mismo quien las puso.
No es solo el hecho de juzgar la vida de un hombre justo que cayó, sino el hecho de aprender de su error, y evitar el dolor que esto puede causar, enderezando aun mas nuestra relación con Dios, y permitiéndonos conectarnos mas a su presencia y así cumplir lo que dice en Mateo 26:41 "Orar sin cesar para no entrar en tentación, porque a la verdad el espíritu esta dispuesto pero la carne es débil".
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