Promesas emocionales
- MM EDITORES
- 12 nov 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 21 mar 2019
¿Cuándo se vuelve impulsiva una promesa a Dios? Un hombre en la biblia en Jueces 11:29-40, le dijo a Dios que si le dejaba ganar la guerra, cuando volviera la primera persona que lo recibiera, se lo daría en sacrificio de ofrenda

Sonaría tal vez asombroso, un hombre de su dignidad tiene muchos criados, gente que lo recibe y demás, pero algo que a mí me sorprendió fue que el estaba dispuesto a darle a Dios algo fuera de lo normal, algo que está prohibido por la ley, como conocemos "no matarás", y ahora mismo podríamos condenar sus acciones, pero el pueblo donde el residía tenía por prácticas este tipo de sacrificio, en estos tiempos no sacrificaríamos la vida de alguien porque iríamos a la cárcel, pero en pleno siglo XXI los cristianos seguimos siendo emocionalistas en las cosas que prometemos a Dios, en lugar de accionar con conciencia, nos dejamos llevar por el momento, si alguien prometió a Dios leer la Biblia en una año, nosotros en plena euforia prometemos leerla en un mes, sin contar el esfuerzo que este llevará y si se podrá o no hacer realidad, lo soltamos y luego no sabemos que hacer, y nos ahogamos en nuestras promesas que dejamos inconclusas.
Cuando se menciona en la Biblia: Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.
“ No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos? Eclesiastes 5:5-6 .”
Imagina que no pudiste leerlo, porque después que soltaste tu promesa olvidaste que la hiciste, y continuaste con tu rutina normal, Jefte, el hombre de la historia que comente al principio fue a la guerra y la ganó, este hombre tenía una sola hija que amaba mucho, y al ganar la guerra fue a recibirlo con panaderos y danza, ¿qué hija que ha pasado con su padre, no se regocija cuando este llega?, pues ella se alegró, y Jefte quien a Dios hizo promesa sin pensarlo, ahora estuvo dispuesto a matarla, normalmente cuando hacemos promesas a Dios lo solemos tomar a la ligera, con la excusa de que Dios sabe, él entiende, el sabe que no quise decir eso, pues creemos que podemos cambiar lo que ya le prometimos, cuando no es cierto, debes hacerlo, porque sino, caes en maldición y acarreas juicio a tu vida, así hayas prometido que te levantaras temprano para ir a la iglesia debes cumplirlo, porque Dios te juzgará por lo que salió de tu boca, por eso es mejor ser tardíos para hablar, aunque las emociones nos ganen.
La Biblia nos menciona que Jefte cumplió su promesa, ¿pero que significa esto?, ciertamente que debemos controlar nuestros impulsos, es cierto que debemos hacer promesas a nuestro Dios, pero no movidos por las emociones, ya que éstas a flor de piel siempre nos desvían de la dirección que es Cristo, he visto cristianos dejar de serlo porque hicieron promesas que no pudieron cumplir, luego argumentando que Dios fue malo con ellos por pedirles tanto, he sido fiel testigo de cómo hermanos en Cristo dejar de ir a la iglesia porque no lograron cumplir su palabra y la vergüenza y decepción no los deja acercarse.
Dios es misericordioso, pero espera que lo que sale de nuestra boca se cumpla, porque el cumple lo que dice, si lo dijiste hazlo, pero no sea que tu promesa vaya a ser la causa de tu caída espiritual, Dios desea que lo que prometes pueda ayudarte a ser más como Jesús, que te haga un siervo ungido, que te lleve a santidad, que donde vayas ilumine con la palabra y tu fe la vida de muchos; por eso piensa bien lo que le prometes a Dios, porque el dolor que se causo Jefte Dios no lo quiso, pero pasó por su propia palabra, se cuidadoso en lo que a Dios dices en secreto o en público, porque Dios vendrá igual a pedir lo que tu le dijiste que harías.
Dios espera que seamos agradecidos con las grandezas que el hace en nuestras vidas cada día, por eso a diario debemos dar lo mejor de nosotros, y agradecerle con nuestro accionar su bondad, y con promesas que ayuden a engrandecer su reino aquí en la tierra, y aún nuestra conexión, y no que estos seas la razón de abandonar los sueños de Dios para nosotros.
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